Tumi nació con una obsesión: explorar y digitalizar entornos extremos. Sobre esa idea construyó un portafolio de robots y software que entra a túneles, piques, pilas, chancadores, presas de relaves y ductos para mapear, medir y diagnosticar. El equipo combina perfiles de robótica, visión computacional y geociencias, con trayectoria en validaciones industriales en minería y energía.
Qué traen a Chile (y por qué es distinto)
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Drones y UGVs diseñados para polvo, oscuridad y geometrías complejas.
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Sensado avanzado: LiDAR, cámaras térmicas y modelos 3D con SLAM/photogrammetry.
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Algoritmos de IA que detectan riesgos estructurales (desprendimientos, deformaciones, anegamientos) y priorizan acciones.
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Reportes operables: planos, nubes de puntos, rutas seguras y digital twins listos para ingeniería y mantenimiento.
El diferencial no es solo “entrar donde nadie entra”, sino salir con data utilizable en horas, no semanas.
El dolor que atacan
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Inspecciones peligrosas o directamente postergadas por riesgo.
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Paradas largas para medir a mano y volver a cerrar áreas.
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Información dispersa que no conversa con ingeniería ni con planeamiento.
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Costos altos por incertidumbre: sobre-dimensionar por falta de medición fina.
Casos de uso típicos
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Levantamientos 3D en galerías y cámaras de explotación.
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Monitoreo de relaves para detectar filtraciones y deformaciones tempranas.
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Inspección de ductos y correas sin detener toda la línea.
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Reconocimiento post-evento (derrumbes, inundaciones) con rutas seguras para cuadrillas.
Cómo encaja en la faena
La fórmula es simple: robot entra – captura – procesa – entrega. Los equipos de terreno reciben mapas y conclusiones accionables: dónde apuntalar, por dónde ingresar, qué tramo cerrar, qué reparación priorizar. Con el tiempo, esa base alimenta modelos predictivos que ayudan a programar mejor mantenimientos y a reducir paradas imprevistas.
Plan para Chile
La entrada al ecosistema chileno llega con pilotos en faenas subterráneas y a rajo, armado de alianzas locales (proveedores, ingeniería, seguridad) y contratación de talento para soporte in-country. La hoja de ruta apunta a escalar desde levantamientos puntuales hacia contratos de monitoreo recurrente y estándares corporativos con grandes mineras.
Por qué esto puede mover la aguja
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Seguridad: menos exposición humana en zonas críticas.
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Tiempo: resultados útiles en horas, habilitando decisiones rápidas.
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Costo: foco en prevención y en cirugías precisas, no en paradas masivas.
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Trazabilidad: datos comparables en el tiempo, base para CAPEX/OPEX mejor justificados.
Qué deberían mirar las mineras
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Calidad del dato (resolución, exactitud y repetibilidad).
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Integración con flujos existentes (geotecnia, mantenimiento, planificación).
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SLA y tiempos de respuesta en incidentes.
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Seguridad operacional del robot (procedimientos, permisos, certificaciones).
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ROI: horas evitadas de exposición/paro vs. costo de servicio.
Retos en el camino
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Estandarizar en múltiples yacimientos con condiciones muy distintas.
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Gobierno de datos y confidencialidad a nivel corporativo.
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Cambio cultural: confiar decisiones de alto impacto en insights generados por robots y modelos.
Si Tumi Robotics logra productizar su experiencia —misma calidad de dato, mismo tiempo de entrega y misma confiabilidad en cada faena— puede convertirse en una pieza clave de la nueva minería latinoamericana: más segura, más medible y, sobre todo, más decidida por evidencia que por intuición.