
La compañía combina software de gestión con financiamiento especializado. Desde una misma plataforma, los colegios pueden:
-
Automatizar la cobranza y el recaudo de pensiones.
-
Administrar planes de pago y recordatorios inteligentes.
-
Acceder a líneas de capital de trabajo ancladas al flujo real de matrículas.
-
Obtener reportes de caja en tiempo real y proyecciones para tomar decisiones antes de que el problema estalle.
El objetivo no es “prestar por prestar”, sino alinear la tesorería con el calendario escolar y la realidad de cada familia, para que la operación siga funcionando: docentes pagados a tiempo, servicios al día y continuidad académica.
Tracción y escala
Mattilda trabaja ya con más de 500 instituciones y alcanza aproximadamente 230.000 familias con una experiencia de pago más clara y predecible. En un contexto donde centenares de colegios privados han enfrentado cierres y la deserción económica pesa, esa combinación de tecnología + financiamiento se vuelve una red de seguridad tangible.
Quiénes apostaron y qué habilita la ronda
El nuevo financiamiento fue liderado por un actor global de crédito privado y se suma a la inversión previa de fondos como GSV, Dila Capital y FinTech Collective. Con ello, Mattilda gana:
-
Capacidad para escalar portafolio y atender más colegios sin sacrificar control de riesgo.
-
Despliegue de producto: módulos para recaudo, conciliación, reporting y analítica de morosidad.
-
Cobertura geográfica en los países donde ya opera y preparación para abrir nuevas plazas.
El dolor que resuelven (en números sencillos)
-
Descalce entre ingresos (pensiones) y egresos (sueldos, servicios, mantenimiento).
-
Morosidad que sube en temporadas clave y rompe la cadena de pagos.
-
Procesos manuales de cobranza que consumen horas administrativas y generan fricción con familias.
-
Falta de crédito a medida: ofertas tradicionales con plazos y costos que no conversan con el ciclo escolar.
Cómo luce en la práctica
Un colegio integra su sistema a Mattilda, configura calendarios de pago y envía recordatorios automatizados con alternativas (pago en línea, cuotas, convenios). Si la caja aprieta, activa una línea de liquidez respaldada por el flujo esperado de pensiones. La directiva ve en un panel quién pagó, quién negoció, quién está en riesgo y decide rápido antes de que sea tarde.
Lo que viene
La prioridad es fortalecer producto (más integraciones bancarias y pasarelas), ampliar herramientas de análisis de morosidad y estándares de gobernanza de datos para instituciones educativas. En paralelo, la empresa crecerá su equipo en operaciones, riesgo y soporte para elevar la calidad de servicio a medida que sumen colegios.
Si Mattilda mantiene disciplina en riesgo y una UX clara para familias y administradores, puede consolidarse como infraestructura financiera crítica para la educación privada en Latinoamérica: menos cierres, más continuidad y decisiones basadas en datos en lugar de urgencias.